Hace ya un par de años, cuando todavía vivíamos juntas en Madrid, justo delante de la plaza de toros de las Ventas, Rita hizo un día un maravilloso pastel conmemorando la visita de Salvatore.

Ese pastel de manzana quedó grabado en mi recuerdo como un tierno y delicado conjunto de manzana y canela perfectamente unidos en santo matrimonio dentro de un sandwich de suculenta galleta.

Pues bien, le he pedido la receta aprovechando que tenía que llevar un dulce al curro por mi reciente cumpleaños y he aquí que he preparado el Apfelkuchen para que toméis nota de como lo llaman en Alemania, un bendito pero laborioso regalo de los dioses germanos que Rita tuvo a bien importar a nuestro hogar.

No os voy a engañar diciendo que es facilísimo de hacer, a mí, tal vez por la falta de destreza con las masas, me ha llevado toda una tarde hacerlo, pero lo que puede llegar a compensar este pastel no alcanza uno a expresarlo en palabras. Ya lo he catado y lo han catado y, o todo el mundo me engaña o está de muerte.

Los ingredientes del Apfelkuchen (me vais a permitir que lo ponga una y otra vez, ningún otro título suena mejor) no son nada rebuscados, incluso diría que casi no hace falta comprar nada. Copio y pego tal y como me lo pasó Rita.

600g harina
4 cucharaditas de levadura
200g azucar
2 cucharaditas de azúcar vainilla
2 huevos
2 cucharas de leche
300g mantequilla (seguid leyendo, no os dejéis llevar por este mísero detalle)

Relleno:
2 kg de manzanas
1/2 cucharadita de canela
50g de pasas
3 cucharaditas de azúcar

Los pasos, vamos a por ellos:

1* Lo primero que hay que hacer es pelar los dos kilos de manzanas y después descorazonarlos (oh!), una tarea nada baladí si no tienes la herramienta adecuada.

2* Después pasamos a cortar los trozos de manzana en cubos más pequeños, en daditines, porque luego los tendremos que cocer en una cacerola.

3* Preparamos la cacerola, que ha de ser grande, y ponemos todos los trozos de manzana, llenamos hasta la mitad aproximadamente de agua e incorporamos el azúcar, la canela y las pasas. Esto lo mantenemos así hasta que veamos que la manzana ya está blanda (unos 40 minutos). Después dejaremos enfriar.

4* Nos metemos entonces de lleno con la masa. Recopilamos todos los ingredientes necesarios y formamos el típico volcan con todo ello en cuyo cráter pondremos los dos huevos y el poquitín de leche para rematar (mantequilla incluida). Entramos a amasar con las manos hasta que la masa vaya cogiendo forma.

5* Entonces tenemos dos opciones o amasar con el rodillo o hacerlo como nuestras madres. Yo con el rodillo lo intenté pero no me pareció muy práctico así que seguí con las manos.

yo amasando

6* Cuando la masa esté lista la cortamos en dos trozos y extendemos uno de ellos sobre papel vegetal de tal forma que quede fino para la base. Con la otra mitad haremos lo mismo para formar la «tapa» del Apfelkuchen.

la base extendida y resto de ingredientes

7* Una vez que la masa esté lista y nuestra manzana algo más fría, retirar los restos de caldo e incorporar únicamente los trozos sobre la masa. El caldo, que queda dulce y con sabor a canela, creo que lo aprovecharé para cocinar algo de pollo, que tiene pinta de quedar bien.

8* Entonces ya solo nos queda cerrar el Apfelkuchen. Sellamos las dos mitades (ojo con la masa que se rompe), hacemos alguna chorrada de adorno como yo he hecho y tal cual lo metemos al horno a unos 180º y durante unos 30 minutos o hasta que esté doradito.

tapa puesta y decoración

9* El útlimo paso será el más gratificante, el de la cata, y entonces espero que os acordéis de esta práctica receta, de una servidora y de Rita y sus orígenes teutones a los que damos gracias!

listo para comer

Viva el Apfelkuchen!

ps: os subo un vídeo que he encontrado en Vimeo. Como veréis es una variante porque en esta receta la fruta va en crudo y además lleva almendras. Me chifla el pelador de manzanassss!!!!