El otro día estaba pensando en qué preparar de dulce para llevar de visita el finde y sentía no haber tenido tiempo de hacer algo durante la semana. Sin embargo, cuando estaba a punto de tirar la toalla, me dio por mirar en uno de los libros de Escuela de Cocina de Grijalbo que tengo en casa, el dedicado a las Verduras y he aquí que encontré al final una receta que me llamó mucho la atención.
Un Pastel de chocolate con ¡¿calabacín?! ¡qué raro!
Me puse a mirar los ingredientes y salvo dos o tres pequeñas cosas sustituibles tenía de todo. Por ejemplo, la receta original propone azúcar moreno y yo le puse azúcar normal, o suero de leche, a lo que yo le puse leche sin más. También añade una cucharadita de cardamomo en el apartado de las especias y de eso, directamente, como no tengo no le puse.
Pues bien, la receta, a pesar de que lleva un montón de ingredientes, es súper fácil y se hace en un momento. Eso sí, creo que tuve el pastel en el horno el doble de tiempo de lo que indica la receta ya que parecía bastante crudo por dentro y claro, al subir bastante, al final tuve que sacrificar la primera capa porque se me había torrado, lo cual no me vino del todo mal, pues al ponerle la cobertura de chocolate quedó mejor, más bonito.
Y el resultado es espectacular! especialmente en estos días de verano que te apetece más meterlo en la nevera y fresquito está de muerte. La textura no es para nada de bizcocho, más bien parece de pudin y eso, en contraste con la cobertura que queda como una corteza da un resultado buenísimo.
Ahí van los detalles:
150g de mantequilla fundida y un poco más para el molde
310g de harina
60g de cacao en polvo y un poco más para espolvorear
2 cucharaditas y media de levadura en polvo
1 cucharadita y media de bicarbonato
1 cuchararadita de canela y otra de jenjibre molido
250g de azúcar
2 cucharadas de aceite de oliva
3 huevos
1 cucharadita de azúcar vainillado
375g de leche
1 calabacín grande de unos 300g
150g de chocolate negro
60ml de nata líquida
En primer lugar tamicé todo lo seco: harina, cacao, levadura, bicarbonato y especias para añadir el azúcar después.
En otro recipiente batí la mantequilla fundida junto con la leche, los tres huevos, el aceite y la esencia de vainilla.
Cuando estuvo todo mezclado, añadí la mezcla de los ingredientes secos (harina, levadura,…)
Y voilà! añadí los calabacines que había rallado anteriormente. La piel no estorba para nada al resultado final así que se puede dejar perfectamente.
Todo esto mientras me tomaba un zumo de naranja con sandía rico. Que por cierto, tiene un sabor así como a chicle… mmmm
Cuando la mezcla estuvo lista la vertí en el molde. Como mi molde es de los desmontables, forré la base con papel vegetal y lo unté con mantequilla. Metí el futuro pastel en el horno que había calentado antes a 180º. La receta dice que hay que tenerlo 50 minutos. Yo creo que lo tuve el doble… aconsejo repetir la prueba del palillo hasta que el ojo clínico te dicte.
Para cuando el pastel estuvo casi listo, preparé la cobertura a base de chocolate negro y nata. Puse un cazo sobre otro algo más grande con agua para que se hiciera al baño maría.
Y cuando saqué el pastel lo desmoldé sobre una rejilla. Y le quité la parte superior (esto no estaba previsto; en la foto ya está sin ella). Cubrí mi pastel con la cobertura de chocolate.
Y ya solo quedó esperar a que se enfriara! Solo decir, que llegados a este punto, espolvorear un poco de cacao por encima es una opción. Antes no, pues caliente lo absorbe todo.
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